Neurosis intestinal: síntomas, causas y tratamiento
Como dice un sabio refrán popular: «Todas las enfermedades provienen de los nervios», pero cuando una persona se enfrenta directamente con una neurosis, normalmente no lo recuerda. Si se trata de una gripe o resfriado, la gente empieza a tratarse activamente, pero cuando el problema es una neurosis u otra afección similar, a menudo se ignora. Muchos prefieren no prestarle atención, pensando que tratarla es inútil y que el cuerpo se adaptará solo. Sin embargo, la neurosis no desaparece por sí sola; al contrario, puede agravarse.
Existe el error de creer que los neuróticos son personas irritables y excesivamente emocionales. Sin embargo, una neurosis puede desarrollarse también en personas equilibradas y aparentemente tranquilas. Estas personas no expresan sus emociones, sino que las reprimen, y eso les lleva a enfermar frecuentemente. Uno de los signos más comunes del agotamiento nervioso en estas personas es la neurosis intestinal, también conocida como “enfermedad del oso”.
Es importante recordar que muchas enfermedades digestivas, especialmente las intestinales, se deben a una conexión alterada entre el cerebro y los órganos internos. Las enfermedades del estómago e intestinos suelen desarrollarse como resultado de conflictos, emociones negativas y traumas psicológicos, lo que afecta las funciones reguladoras superiores del organismo.
Clasificación de las neurosis intestinales
Existen tres tipos principales de neurosis intestinal, según los síntomas predominantes:
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Dolor abdominal con flatulencia
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Diarrea predominante
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Estreñimiento predominante
Neurosis intestinal: síntomas y manifestaciones principales
Las causas más comunes de la neurosis intestinal incluyen:
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Impactos emocionales (susto, excitación, miedo)
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Influencia refleja de otros órganos sobre el intestino (como vejiga, próstata, ovarios o enfermedades rectales)
Estas neurosis se observan con frecuencia en personas con trastornos mentales como neurastenia o histeria, pero también pueden aparecer en personas emocionalmente estables como consecuencia de experiencias traumáticas, influencias negativas externas o conflictos personales profundos.
Síntomas principales:
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Urgencia repentina de defecar ante situaciones de estrés
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Ruidos intestinales
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Heces líquidas
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Estreñimiento
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Cólicos intestinales
El desarrollo de la enfermedad varía y depende directamente del estado psicológico del paciente. El diagnóstico no es sencillo y requiere descartar enfermedades orgánicas del aparato digestivo y otros órganos abdominales.
Tratamiento de la neurosis intestinal
El tratamiento debe basarse en el estudio del tipo de sistema nervioso del paciente. Lo más importante es influir correctamente en la actividad refleja condicionada y ajustar el estilo de vida. También se pueden aplicar métodos físicos como electroterapia, baños calientes y envolturas.
El tratamiento conservador incluye una dieta progresiva, que debe pasar cuidadosamente de alimentos muy ligeros a otros más consistentes. Se deben evitar alimentos fermentables y sustancias irritantes. Los enemas calientes con manzanilla y bromuros son eficaces. Si hay agitación general, se puede usar Adalin, y en casos de gases excesivos y cólicos, se puede recetar atropina.
Todos estos medicamentos deben ser prescritos por un médico tras una consulta adecuada y un análisis de antecedentes. La automedicación no se recomienda, ya que puede empeorar la situación.
En conclusión, el pronóstico de la neurosis intestinal es favorable. Responde bien al tratamiento y rara vez deriva en enfermedades más graves.
