Hongo de té (latín: Medusomyces gisevi) es un organismo único compuesto por componentes fúngicos y algales. Es una simbiosis de levaduras y bacterias ácido acético.
Este hongo, al igual que el grano de kéfir, es un hongo zoogloeo. Las levaduras fermentan el azúcar produciendo dióxido de carbono, mientras que las bacterias acéticas oxidan el alcohol para formar ácidos orgánicos. El resultado es una bebida fragante similar al kvass de té.
También se le conoce como hongo japonés, hongo manchú, medusa de té, madre japonesa, fango, kombucha, kombuchá, kvass marino y medusomiceto. En EE.UU. es conocido como “kombucha”, y en España se le llama “Hongo”.
Descripción
El hongo aparece como una película mucilaginosa gruesa que flota en la superficie del líquido—por lo general té dulce. Cubre toda la superficie y en entornos industriales puede ser enorme (más de 100 kg). En casa se conserva en frascos de vidrio de 1–5 litros.
Se asemeja a una medusa. Su aspecto no es agradable—la superficie superior es brillante, con filamentos colgando del lado inferior. Bajo ella, el azúcar y el té se convierten en una bebida curativa. La película del hongo es de color marrón‑amarillento.
Historia
Este hongo se popularizó ya en el 250 a.C., en China durante la dinastía Han. Los chinos lo consideraban un elixir de salud y longevidad. En Ucrania también era común; antes se encontraba en casi todas las casas rurales. Es uno de los organismos más antiguos.
Se cree que originó en Ceilán, luego llegó a India y después a China. Más tarde se introdujo en Europa. Algunos científicos afirman que apareció primero en el Tíbet, otros que los griegos antiguos usaban sus propiedades curativas. Hoy en día es casi imposible determinar su verdadero origen.
En Ucrania se empezó a estudiar a fines del siglo XIX. Se descubrió que no era un verdadero hongo, sino una simbiosis de levaduras y bacterias. Se identificó su composición y sus propiedades medicinales.
En Europa apareció por primera vez en Alemania en el siglo XX, descrito por el micólogo G. Lindau en 1913. Desde entonces se estudia constantemente. En Francia, Inglaterra y Prusia se usaba para producir vinagre y se patentó su producción. Se bebía también como kvass de té en países de la CEI.
Composición y características
La bebida contiene aproximadamente 2,5 % de etanol, así como levaduras y bacterias acéticas.
Beneficios para la salud
Mantener una microbiota intestinal saludable es crucial para la defensa del cuerpo. Una flora equilibrada combate enfermedades y el envejecimiento—la inmunidad débil puede causar cáncer. La kombucha contiene ácidos esenciales, elimina toxinas y refuerza la inmunidad. Es completamente natural y segura.
Estudios indican que reduce la presión arterial y el riesgo de aterosclerosis. Mejora afecciones agudas del estómago e intestinos, y se recomienda para estomatitis. También produce un antibiótico llamado medusina. La bebida ayuda con resfriados, dolores de cabeza, exceso de peso, mejora el metabolismo y el bienestar general.
Se ha comprobado científicamente su eficacia en:
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Enfermedades de garganta y nariz
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Heridas infectadas
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Estomatitis
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Trastornos gastrointestinales
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Enfermedades del oído
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Problemas hepáticos
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Infecciones oculares
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Hemorroides
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Tifoidea
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Dolores de cabeza
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Aterosclerosis
Fortalece el sistema nervioso central, facilita el tratamiento de la tuberculosis y cura quemaduras. Se recomienda tras antibióticos para restaurar la flora. También se usa para aclarar el cabello, fortaleciendo y aportando brillo. Alivia la resaca al neutralizar toxinas del alcohol.
Ningún fármaco sintético ofrece los mismos efectos e armonía que la kombucha natural.
Productos basados en kombucha
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Kombuca: útil para aterosclerosis
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Kom‑Bancha: para alcohólicos y adictos, también recomendado para pacientes con cáncer y diabéticos
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Medusina: acción antibiótica
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Kom‑Chungmee: beneficioso para próstata, riñones y diabetes
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Kom‑Sencha: reduce el colesterol, tonifica y cuida el sistema cardiovascular
En EE.UU., la bebida de kombucha se conoce como kombucha.
Composición química
La infusión contiene:
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Etanol
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Fructosa
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Sacarosa
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Glucosa
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Ácidos: láctico, cítrico, glucónico, málico, acético, kójico
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Cafeína
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Vitaminas: tiamina, ácido ascórbico
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Enzimas: lipasa, zimasa, catalasa, amilasa
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Clorofila y xantófilas
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Lípidos
Uso cosmético
La infusión mejora la circulación y tonifica la piel, estimula la función de secreción y alisa la textura. Se usa ampliamente en cosmetología.
La mayoría de los jabones alteran el pH cutáneo por su alcalinidad, provocando irritación. Tras el lavado, humedecer la piel con kombucha restaura su acidez y limpia suavemente.
Para el acné se añade lavanda y se deja reposar la mezcla durante 3 semanas, luego se filtra y se usa para limpiar el rostro. También se recomienda bañar con una taza de infusión envejecida por 3 semanas durante 30 minutos.
Para el cuero cabelludo, se enjuaga el cabello con la infusión después del lavado para fortalecer y dar brillo. Para cabello graso se añade ortiga: 2 cucharadas de hojas en agua hirviendo, luego se mezcla con infusión. Para cabello frágil se añade manzanilla. Para espesar el cabello se incorporan 2 cucharadas de bardana seca.
Para la caspa se masajea el cuero cabelludo con infusión durante 20 min y luego se enjuaga. También se puede aplicar en manos, pies o cuerpo entero para mejorar la piel y el bienestar.
Cómo preparar la bebida
El hongo no absorbe aroma del té, pero lo necesita para producir ácidos.
Se requieren agua, azúcar, té, aire y un lugar tranquilo. El hongo precisa cuidados y limpieza. Las levaduras fermentan el azúcar produciendo CO₂ y etanol. Luego, bacterias oxidan el etanol y el ácido acético detiene la fermentación. La bebida incluye azúcar residual, taninos, CO₂ y vitaminas.
Para su preparación y conservación se usa té filtrado dulce, lo cual sugiere su origen asiático. A mayor concentración de té, más vitaminas conserva. Se emplea agua hervida para evitar exceso de calcio.
Receta estándar por litro:
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50 g de azúcar
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2 cucharaditas de té negro
No permitir que el azúcar toque directamente al hongo para evitar su putrefacción. La bebida debe ser agridulce y refrescante, sin ser amarga o alcohólica.
Utilizar un frasco de vidrio de boca amplia, verter té dulce filtrado, colocar el hongo, cubrir con gasa para respirar. Mantener a temperatura ambiente, lejos de luz directa, ventanas y corrientes.
Un trozo pequeño genera un nuevo hongo rápidamente. Separar la capa inferior del hongo madre y colocar en otro frasco. El hongo sube a la superficie en ~3 días, y la primera bebida está lista en 1 semana. El líquido será ligeramente efervescente.
A los 10 días suele formarse una nueva capa mucilaginosa. Vigilar el nivel de líquido y rellenar si hace falta—la evaporación lo debilita, pero se recupera con más té.
Se recomienda mantener dos frascos: uno con hongo y otro con bebida lista, renovando cada 5‑7 días (3 días en verano). Lavar el hongo semanalmente con agua tibia hervida para mejorar el sabor. Si se deja demasiado tiempo, se convierte en vinagre, no apto para beber.
Un hongo oscuro indica deterioro y necesidad de reemplazo.
Consumo
La kombucha es segura para niños y embarazadas.
No consumir antes, durante o justo después de las comidas—esperar 2‑3 horas. En caso de empacho, medio vaso puede aliviar.
Beber dos veces al día: por la mañana, para estimular; por la noche, para relajar y mejorar el sueño.
Antes de beber, colar con gasa. El mejor sabor se alcanza al fermentar durante una semana. Conservar en el refrigerador; fría sabe mejor.
Contraindicaciones
Pocas: no usar en caso de úlceras gástricas o alta acidez.
¡La kombucha es increíblemente beneficiosa para la salud humana!