La rosa china, tal como la conocemos, es el resultado de una selección artificial obtenida al cruzar diferentes variedades de esta especie vegetal. Se ganó el nombre de «china» por su delicado aroma, que recuerda al té, y por su fragancia vibrante y única, característica de las rosas, además de sus propiedades curativas. La rosa china se encuentra en casi todas las latitudes. Dependiendo de su hábitat, el arbusto puede alcanzar hasta dos metros de altura o medir tan solo sesenta centímetros. Sus flores varían de seis a catorce centímetros de diámetro, con colores que van desde el rosa pálido hasta el rojo sangre. Las ramas y tallos de la planta tienen espinas, mientras que las hojas son pequeñas y densas; su aroma distintivo es inconfundible una vez que se percibe.
La rosa china es conocida en la medicina tradicional por sus frutos, color y pétalos. Los pétalos contienen taninos, resinas medicinales, glucósidos y vitaminas K, PP, C y B1. Manuscritos antiguos con recetas medicinales revelan que la rosa china se utilizaba hace miles de años como un remedio calmante, restaurador y fortalecedor del sistema inmunológico.
El aceite de rosa sirve como base para cremas cosméticas diseñadas para rejuvenecer la piel del rostro, cuello y manos, además de varios perfumes. Los pétalos, combinados con aguas minerales, se emplean en baños rejuvenecedores para revitalizar el cuerpo. La miel de rosas curativa, elaborada con pétalos de rosa, se utiliza para tratar estomatitis, dolores de garganta, tos, resfriados y problemas estomacales. Para preparar esta miel, los pétalos se recogen temprano por la mañana, antes de que aparezca el rocío y la luz solar. Los pétalos se secan en un lugar sombreado y bien ventilado. Dependiendo de su uso posterior, se almacenan como pétalos, flores enteras o capullos. Este material es mejor conservarlo por no más de un año en un recipiente de hojalata cerrado herméticamente, ya que el almacenamiento prolongado o inadecuado hace que las rosas pierdan rápidamente sus propiedades medicinales.
En la medicina tradicional, la rosa china se usa principalmente como base para preparar bebidas, miel, jarabes, mermeladas y tinturas medicinales. Por ejemplo, las flores de rosa secas se pueden mezclar con éxito en proporciones iguales con el té común. Alternativamente, se pueden preparar por separado infusionando de una a tres cucharaditas de pétalos secos en una taza de agua hirviendo durante ocho a veinte minutos, dependiendo de la cantidad de pétalos. Aquí hay una forma de hacer miel de rosa aromática: poner medio kilo de miel en un recipiente de vidrio o cerámica y agregar una decocción de rosas enfriada, mezclando bien hasta obtener una consistencia homogénea.
Para hacer la decocción, vierte medio vaso de agua hervida sobre una taza de pétalos de rosa triturados. Llévalo a ebullición a fuego lento y luego deja reposar durante veinticuatro horas. Después, vuelve a llevar los pétalos a ebullición. Enfría la decocción a temperatura corporal (la miel comienza a perder sus propiedades a temperaturas superiores a cuarenta grados Celsius), retira los pétalos y exprímelos bien antes de mezclar con la miel preparada. Este té y miel se consumen diariamente como un remedio preventivo y curativo.